Lo primero que uno
piensa cuando dicen Uber es que son precios más bajos y menos tiempos, pero en
lo general lo barato al final cuesta caro. Estos taxis piratas tienen una
aplicación para smartphones muy moderna, eso es lo que les falta a nuestros
taxistas establecidos modernizarse. Para atender a las personas, para llamar o
solo pedir estos vehículos particulares, con pilotos que no tienen la
experiencia suficiente, pues un piloto
de taxi negro-amarillo, debe tener como mínimo dos años de antigüedad con clase
B y además hacer un curso de conductor
profesional, en cambio en Uber u otra aplicación no, incluso puede ser un joven
que tenga recién su licencia de conducir, pues lo importante es tener un auto
que incluso no sabemos en qué condiciones esta pues un taxi legal tiene
revisión técnica cada 6 meses, a diferencia a un vehículo particular que su
revisión es cada 12 meses, que pasa si este vehículo pirata falla dentro de los
5 o 9 meses, por ejemplo.
Como
sucede en prácticamente todos los países donde Uber opera, el conflicto con los
taxis tradicionales tiene en buena parte que ver con la regulación de transporte
existente. Por tratarse Uber y Cabify de un servicio nuevo e ilegal, esas
regulaciones no cubren su utilización y es normal que los servicios de
transporte más tradicionales se vean amenazados ante su presencia. Hasta la fecha el ministerio de
transporte no ha legalizado a Uber y por lo que dicen los taxistas:
“Uber viola las regulaciones de la ciudad sobre
transporte privado y de alquiler. Pedimos a la Corte que ordene a Uber cesar su
actividad hasta que cumpla con las ordenanzas de seguridad, salud y protección
del consumidor”, cosa que no ha sucedido y nuestras autoridades aún no hacen
nada, rara la situación, porque a taxista regulados siempre transporte los está
sondeando e inspeccionando sus papeles e inclusos neumáticos, extintores y
otros.
El
subsecretario de Transportes, Cristián Bowen, explica que Uber y Cabify, otra
de las empresas que presta este servicio, no están inscritas en el Registro
Nacional de Servicios de Transporte Público de Pasajeros (vehículos cuyos cupos
deben ser licitados), “por lo que son considerados como servicios informales”,
entonces ¿por qué aceptamos estos servicios? Tan mal están nuestras
regulaciones. La verdad no comprendo, si algo es ilegal se debe suspender o
supervisar.
Lo que dice T13 sobre Uber: “En el país se ingresó el proyecto
que busca regular el uso del servicio, desatando la ira de los transportistas
tradicionales, provocando peleas y destrozos de vehículos, hacia ambos lados.
Esa situación ya se ha repetido en casi todas las ciudades del mundo a las que
ha llegado la aplicación” yo puedo justificar esta ira pues los taxistas
legales deben pagar su patentes que están carísimas, sus seguros incluso para
pasajero (cosa que uber no tiene), revisiones técnicas más seguidas,
supervisiones constantes, y otros. Entonces que vengan personas que le quiten
el pan de cada día es injusto y claro provoca ira. Por ahí he escuchado que
existen pésimos servicios de taxis techo amarillo, pero como en todo lado hay
cosas buenas y malas, y no por unos pocos vamos a echarlos a todos en un mismo
saco, tengo la posibilidad de que mi padre es taxista y nunca a recibido una
queja de algún pasajero y sé que él es muy amable con sus pasajero y que con
mucho sacrificio paga las letras de su taxi totalmente legal. Por consiguiente
existen empresas muy ordenas y buenas, taxistas muy educado y con buenos
servicios, existen vehículos cómodos y seguros.
Por
conclusión, Uber o Cabify son vehículos que transportan a personas ilegalmente,
ellos violan las regulaciones de la ciudad de donde están transportando personas y aunque sean más
baratos, son ilegales.
Ailyn Constanza Acuña Miranda 8°B 2016.
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